EL ROSTRO Y LAS MANOS DEL ALCALDE
Mientras proclama los logros sociales del Partido Popular, en el Ayuntamiento de Madrid recorta brutalmente la partida destinada a estos fines.
Miércoles 17 de noviembre de 2010
El pasado domingo, 14 de noviembre, el diario El País publicaba un entrevista con el Alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón. Acompañando al texto hay dos fotografías; en una, el alcalde mantiene un gesto de decisión y firmeza; en la otra, la expresión es de fingida condescendencia y arrogancia. Estas cuatro notas que transmite su rostro quizás sea definitorias de su personalidad; pero hay un quinto detalle que se manifiesta en las dos fotos: en ambas, las manos se esconden; en la primera, enfundándolas en los bolsillos; en la segunda, bajo los codos, en ese típico gesto de brazos cruzados sobre el pecho que también denota sensación de peligro y, por tanto, necesidad de defensa. Pues bien, así es Gallardón, con el rostro dice unas cosas (algunas se le escapan) pero las manos -lo que actúa- las esconde.
Fijémonos en lo que dice en uno de los párrafos de esa entrevista: "No está en el programa del P.P. disminuir las ayudas sociales, al contrario. Las mismas voces que en 1996 decían que íbamos a acabar con la educación pública, la sanidad pública y los servicios sociales, tienen que reconocer que el resultado, ocho años después, fue que se incrementaron todas y cada una de las prestaciones sociales".
Eso es lo que dice, pero fijémonos ahora en lo que hace con esas manos que oculta.
En otra página de la misma edción se puede leer que la ayuda municipal a las personas mayores impedidas "no es un derecho objetivo, sino una ayuda que igual que se da se puede quitar". Esta desfachatez son palabras de Florencio Martín, Director General del Mayor, dependiente de Concepción Dancausa, Concejala de Familia y Servicios Sociales. La declaración quiere salir al paso de las cada vez más numerosas quejas que muchas personas mayores dependientes están elevando al Ayuntamiento por haber visto drásticamente reducidas sus horas mensuales de atención. Y es que al señor Gallardón le hace falta todo el dinero para el faraónico "Templo de Cibeles".
Las quejas están empezando a llegar al Defensor del Pueblo, que ha calificado la situación de "muy grave" porque deja a los mayores necesitados de ayuda en estado de "indefensión".
Se nota que el señor Gallardón sabe que ni él ni su familia necesitarán nunca de esta ayuda.
Así que ya sabéis: "No está en el programa del P.P. disminuir las ayudas sociales, al contrario"
¡Hay que tener cara dura!