En primer lugar tengo que confesar que no sabía muy bien como afrontar la tarea de plasmar algunas ideas que no dejan de rondarme, diría casi, que no dejan de atormentarme. Espero que al finalizar y como conclusión, todo lo expuesto resulte claro y pueda servir como una aportación más a la necesaria reflexión que todos debemos realizar sobre el presente y el futuro de este nuestro país, estado, nación o como lo llamemos cada uno.
Yo nací en España, al final de la década de los 50. Vino al mundo este españolito y creció al amparo del Fuero de los Españoles, refrito y amalgama de derechos y deberes aprobada por la Dictadura en el año 1945, modificado dos décadas después y finalmente derogado por la Vigente Constitución Española de 1978.
Durante esta España en blanco y negro los “súbditos” aprendimos a callar y a obedecer, aprendimos ...que nada había, como salvaguardar la sagrada llama de la Patria, algo en si mismo, que no parece reprobable, salvo por el pequeño problema de que la “Madre Patria”, ni era nuestra Madre, ni era nuestra. La Patria era de ellos, era propiedad de unos pocos, quiero decir, que unos pocos tenían toda la propiedad (¿resulta tan vigente este concepto, en el momento actual, verdad?)... Bueno, sigo que me pierdo. Los propietarios sabían, que en el juego del palo (mano dura) y la zanahoria (paz social), estaba el equilibrio necesario para que llegado el momento, se pudiera dar el cambiazo (juego de magia), y así, aparentando ser otra cosa diferente, llegara a nosotros la ansiada Democracia y de esta forma, los propietarios siguieran siendo los mismos propietarios. La verdad, todo hay que decirlo, es que los amos y sus serviles lacayos, son buenos en estos tejemanejes, tienen todo el poder y saben como usarlo, ahora con un poquito de perspectiva se ven los resultados.
Paso el tiempo y se murió el Abuelo, “Españoles,...Franco ha muerto”, los herederos estaban inquietos,...tranquilidad, todo está atado y bien atado. Queréis Democracia. ...Sí, gritamos los súbditos, queremos ser ciudadanos libres. Vale, pero tendremos que hacer una Constitución. ...Joder como mola. Y menuda Ley de Leyes, les quedó niquelada, 169 artículos, su preámbulo, sus disposiciones adicionales, en fin una maravilla, y los españoles nos creímos el cuento y la refrendamos.
La verdad, una Ley increíblemente avanzada, y ese era el problema, que era increíble, 35 años después, se ha convertido en el mejor guión para hacer una comedía con mayúsculas. Si quieres triunfar en cualquier reunión, la abres por cualquier página y te pones a leer, especialmente dónde habla de los deberes y derechos de los “ciudadanos” de este país. Yo en particular no paso de los primeros artículos. Aviso, hay que poner en alerta a los oyentes, no sea que con los ataques de risa, tengamos un disgusto. Sabes ese que dice “los españoles tendrán derecho a una vivienda”, y el que dice “tendrán derecho a un trabajo”, espera, espera que tengo ir al baño, yo es que me meo de la risa.
Hagamos juntos este pequeño ejercicio, que servirá para refrescar nuestra memoria, por favor, dedicarle un poco de tiempo, aunque no lo parezca, habla de nosotros, habla de las normas que rigen nuestra convivencia. Sí, ya se que os va a parecer que estamos hablando de la Constitución de Madagascar y no de la de España, pero vamos a ver algunos ejemplos:
DON JUAN CARLOS I, REY DE ESPAÑA, A TODOS LOS QUE LA PRESENTE VIEREN Y ENTENDIEREN,
SABED: QUE LAS CORTES HAN APROBADO Y EL PUEBLO ESPAÑOL RATIFICADO LA SIGUIENTE CONSTITUCIÓN:
PREÁMBULO
La Nación española, deseando establecer la justicia, la libertad y la seguridad y promover el bien de cuantos la integran, en uso de su soberanía, proclama su voluntad de:
Artículo 1
1. España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político.
2. La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado.
Artículo 27
1. Todos tienen el derecho a la educación. Se reconoce la libertad de enseñanza.
4. La enseñanza básica es obligatoria y gratuita.
5. Los poderes públicos garantizan el derecho de todos a la educación, mediante una programación general de la enseñanza, con participación efectiva de todos los sectores afectados y la creación de centros docentes.
Artículo 35
1. Todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre elección de profesión u oficio, a la promoción a través del trabajo y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia, sin que en ningún caso pueda hacerse discriminación por razón de sexo.
Artículo 37
1. La ley garantizará el derecho a la negociación colectiva laboral entre los representantes de los trabajadores y empresarios, así como la fuerza vinculante de los convenios.
Artículo 40
1. Los poderes públicos promoverán las condiciones favorables para el progreso social y económico y para una distribución de la renta regional y personal más equitativa, en el marco de una política de estabilidad económica. De manera especial realizarán una política orientada al pleno empleo.
Artículo 41
Los poderes públicos mantendrán un régimen público de Seguridad Social para todos los ciudadanos, que garantice la asistencia y prestaciones sociales suficientes ante situaciones de necesidad, especialmente en caso de desempleo. La asistencia y prestaciones complementarias serán libres
Artículo 47
Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación. La comunidad participará en las plusvalías que genere la acción urbanística de los entes públicos.
Artículo 50
Los poderes públicos garantizarán, mediante pensiones adecuadas y periódicamente actualizadas, la suficiencia económica a los ciudadanos durante la tercera edad. Asimismo, y con independencia de las obligaciones familiares, promoverán su bienestar mediante un sistema de servicios sociales que atenderán sus problemas específicos de salud, vivienda, cultura y ocio.
Podríamos seguir, pero en este punto lo que empezó siendo risa hace tiempo se tornó en una mueca amarga. La Constitución es pura ficción, bastaría con que se cumpliera, pero ese es el truco, tú te crees que existe, porque puedes leerla y consultarla, pero en realidad es una entelequia. Se supone que la Constitución es el armazón moral de nuestra joven Democracia, pero esta tampoco existe, a la Democracia, solo le queda la Demo, es como en los videojuegos, solo un avance con los mejores momentos, pero es que amigos y amigas, a nosotros, el pueblo, no nos entregan la clave de acceso, no nos dejan jugar.
Ninguna de las Instituciones se salva, todo el sistema está corrompido, no sirve para nada, salvo para mantener la ilusión de lo que debería ser pero no es. No hay separación de poderes, ni justicia, ni equidad, ni decencia en la vida pública, ni nada parecido a un Estado. Las leyes solo protegen a los de siempre, te acuerdas de los propietarios, ellos siempre ganan, nosotros perdemos. Este sistema político corrupto se basa en la representatividad, pero los políticos solo representan a sus amos y a si mismos. Desde 1978 se han registrado en las Cortes Generales 66 iniciativas legislativas populares, apoyadas por millones de firmas, ninguna fue aprobada, ninguna se incorporó al ordenamiento jurídico, todas fueron rechazadas. Despertad, no vivimos en un país democrático. Nuestros representantes políticos destruyen nuestros derechos sociales, civiles y laborales para contentar a los mercados, que no son otra cosa que los mismos propietarios de siempre, los dueños de todo.
Hasta donde recuerdo los españoles hemos sido súbditos del Caudillo, con la llegada de la “Democracia”, nos creíamos orgullosos ciudadanos libres pero solo somos sus vasallos y si les dejamos nos convertirán en nuevos esclavos al servicio de sus oscuros intereses.
En los próximos meses abrirán de nuevo el circo. Niños y niñas, señoras y señores, pasen y vean nuestro nuevo espectáculo, redoble de tambor, luces, música, arriba el telón. Elecciones Europeas (22 – 25 de Marzo de 2014).
Le puse un título a esta reflexión “Solo los ciudadanos votan”, solo ellos, pues ejercen los derechos, de los que nosotros estamos siendo despojados. Hagamos algo inteligente, algo que está en nuestra mano. El próximo mes de Mayo ejerzamos nuestro derecho (uno de los pocos que aún nos quedan), que las urnas se queden vacías. Que solo voten sus acólitos, sus mendicantes, sus siervos, sus sabuesos y sus desalmados sicarios. Sin votos no hay representación, no hay mandato legal. Desenmascaremos esta falsa Democracia. Hagamos que los sinvergüenzas, ladrones, corruptos e hipócritas que nos controlan, se queden con el culo al aire. No están a la altura de nuestra sociedad. Con el retroceso experimentado en todos los frentes, han usurpado el único poder soberano, el que emana del pueblo, sin justicia social no hay presente, ni puede haber futuro.
Permitidme que ponga negro sobre blanco lo que hasta ahora he expuesto, no nos dejemos engañar en esta crisis provocada por los poderosos, no se trata de la ideología, ni de la política, ni de la economía. Se trata de la esencia de la propia humanidad, se trata del progreso humano, porque hay temas esenciales que no son negociables. Las dos noticias que trascribo a continuación han sido publicadas en medios escritos de nuestro país y resumen mi indignación.
1- “Hace 530.000 años, en la Sierra de Atapuerca (Burgos) nació un niño diferente. Su cabeza era muy asimétrica y es probable que sufriese problemas motores y cognitivos. En las hostiles condiciones del Pleistoceno Medio, sus posibilidades de supervivencia sin la ayuda de sus congéneres habrían sido escasas. Sin embargo, pudo llegar a cumplir los 12 años de edad. Esta historia, reconstruida por investigadores españoles a partir de un cráneo recuperado en la Sima de los Huesos, sugiere que aquellos homínidos, los Homo heidelbergensis, no abandonaban a su suerte a los individuos discapacitados”
2- “Carmen Cañavete y Paco Cubells son padres de dos hijos, ambos con discapacidad psíquica. Cuando Carmen tenía 29 años nació Paula, con síndrome de Down. Quince meses más tarde llegó Fran. Los dos son grandes dependientes y necesitan atención continua. A Paula, que en marzo cumple 16 años, le costó cinco años hablar. Fran, con casi 14, aún no lo hace. De ellos se ocupa su madre, que, como cuidadora no profesional, percibía 807 euros (480 por Paula, 327 por Fran) gracias a la Ley de Dependencia. Tras sucesivos recortes a esta prestación, el último ingreso que esta familia de Torrent (Valencia) ha recibido de la Generalitat ha sido de 40 euros. La ayuda se ha volatilizado en un 95% respecto a la suma original, cuando la ley entró en vigor.
Carmen está indignada. “Sientes rabia, impotencia… ¿Con 20 euros quieren justificar que me ayudan? Que no me paguen, y así no les daré el gusto de decir que me apoyan. Seguiré adelante sola”, explica.
Constitución Española de 1978. Artículo 49
Los poderes públicos realizarán una política de previsión, tratamiento, rehabilitación e integración de los disminuidos físicos, sensoriales y psíquicos a los que prestarán la atención especializada que requieran y los ampararán especialmente para el disfrute de los derechos que este Título otorga a todos los ciudadanos.
Sobran todas las palabras. Se dice pronto, han pasado 530.000 años, ¿quién es más primitivo?, ¿qué es lo que nos hace realmente humanos?, ¿qué hace que una sociedad sea realmente valiosa?, yo creo que es la empatía hacia los demás, la protección de los más débiles. Solo hay que cambiar las prioridades, ¿hay que salvar a los mercados y a las entidades financieras o las personas?, existen recursos de sobra, solo hay que captarlos y redistribuirlos de forma justa.
Se acabaron los votos, las urnas, los juegos artificiales, es tiempo de recuperar nuestros derechos ciudadanos, tiempo de ejercer nuestro poder, es el tiempo de cambiar esta negra historia. En Mayo, ni un solo voto en las urnas. Tú decides.
A. Maurelles.